viernes, 14 de septiembre de 2007

El resucitador

Rafael Pérez Estrada
(España, Málaga)

Señalándome a un hombre de gran dignidad, me dijeron: Ése es el resucitador; y como yo preguntara detalles, me explicaron que sólo podía resucitar a aquellos cuya muerte representara para la patria y la cosa pública una pérdida irreparable.

Todos confiaban en este hombre, y al punto creían en su capacidad prodigiosa para devolver a los muertos de su eterno reposo. Mas cuando inquirí sobre el número de sus milagros, ésta fue la respuesta: Nunca ha

resucitado a nadie, porque nadie nos ha parecido imprescindible. Sin embargo, el hombre actuaba como si

hubiera devuelto de las sombras a toda una nación.

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